CELSO FURTADO:
BIOGRAFIA
Prof. Dr. Andreas Novy
Departamento para el Desarrollo Urbano y Regional de la
Universidad de Economía de Viena
Economía política internacional
Nota: La biografía puede ser consultada
en línea en: Estudios
Latinoamericanos en Linea
BIOGRAFÍA
Nació en 1920 en Paraíba, Brasil. Se graduó en
Derecho en Río de Janeiro (1944) y obtuvo el doctorado
en Economía en la Universidad de París (1948). En 1949
se instaló en Santiago de Chile para trabajar en
la recién creada Comisión Económica para América
Latina (CEPAL). En 1950 el secretario ejecutivo de
la CEPAL –Raúl Prebisch- lo nombró director de la División
de Desarrollo cargo que ocupó hasta 1957
y en diferentes países de Latinoamérica como: Argentina,
México, Venezuela, Ecuador, Perú y Costa Rica.
En 1958 se desligó de la CEPAL y fue nombrado director del Banco
Brasileño de Desarrollo Económico
y Social -BNDES- (cargo que ocupó hasta 1959) desde donde concibió
y creó SUDENE, Superintenden-
cia para el Desarrollo del Nordeste, una agencia gubernamental pionera
para impulsar el desarrollo econó-
mico en el atrasado nordeste brasileño. Fue nombrado superintendente
de esa agencia en 1960 durante el
gobierno del presidente J. Kubitschek. El trabajo desarrollado por
Celso Furtado en SUDENE fue objeto
de un estudio de Albert O. Hirschmany que, publicado con el título
de "Journey Towards Progress" obtuvo
la atención mundial de los teóricos del desarrollo.
En 1962 y 63, Furtado fue Ministro de Planificación durante
el gobierno de João Goulart. El programa de
Furtado buscaba integrar el esfuerzo de estabilización impuesto
por una inflación cercana a descontrolarse
con objetivos de largo plazo que incluían la modernización
económica y la reforma agraria. El golpe de Es-
tado militar de 1964 apoyado por la elite militar, política
y la clase media urbana desalojó a Goulart del po-
der. Furtado fue privado de sus derechos políticos y provocó
su emigración y su dedicación a la docencia
en las Universidades de Yale, Cambridge y París.
Tras el restablecimiento de la democracia en Brasil, Celso Furtado
fue designado Embajador de Brasil ante
la Unión Europea en Bruselas (1985-86) y luego Ministro de Cultura
de Brasil (1986-90). Posteriormente
trabajó en la Comisión de Cultura y Desarrollo de la
UNESCO.
En 1997 fue creado por la Academia de Ciencias del Tercer Mundo, con
sede en Trieste, el Premio Celso
Furtado, siendo otorgado cada dos años al mejor trabajo de un
científico del Tercer Mundo en el campo de
la economía política.
El aporte de Celso Furtado a la comprensión de los determinantes
del subdesarrollo se basa en una perspec-
tiva histórica y en el análisis de los caminos recorridos
por diversos países para superar esa condición.
Celso Furtado es reconocido mundialmente como uno de los principales
economistas y pensadores sociales
latinoamericanos de nuestro tiempo.
En el año 2003 fue propuesto por la Asociación de Economistas
Latinoamericanos para el premio Nobel.
Según el autor los mercados sólo generan decisiones globalmente
coherentes en países con un avanzado
grado de homogeneidad social. Así cuanto mayor sea la heterogeneidad
social, mayor será la necesidad de
una política nacional de desarrollo que priorice el bienestar
social de toda la población y el crecimiento. Por
ejemplo, propone para Brasil hoy:
* solucionar los problemas de subalimentación de la población
de bajos ingresos, este es un problema similar
al de la seguridad pública,
* concentrar las inversiones en el perfeccionamiento del factor
humano de forma de elevar el nivel cultural
de la población y ampliar la oferta de cuadros técnicos,
* conciliar el proceso de globalización con la creación
de empleo, privilegiando al mercado interno en la
orientación de las inversiones, la capacidad de importar debe
ser utilizada prioritariamente para la adquisición
de tecnología
CONTEXTO POLITICO
Furtado ejerció la función pública sólo
en períodos en los que en Brasil gobernaban presidentes electos
democráticamente.
En 1960 el presidente J. Kubitschek lo nombró para ocupar el
cargo de superintendente de la Superinten-
denciapara el Desarrollo del Nordeste que impulsaba el desarrollismo
como alternativa para la solución de
los problemas económicos de Brasil, tal propuesta no sólo
sería capaz de sacar a la economía nacional
del estancamiento, sino de imprimirle un ritmo de avance desconocido
hasta entonces. Este gran salto ade-
lante en la industrialización tenía como complemento
otro proyecto: el traslado de la capital a un desierto
rincón del país, que fue el prólogo a la incorporación
plena a la vida brasileña del interior. La construcción
de Brasilia fue una epopeya no exenta de dificultades y controversias.
Durante el gobierno de Goulart se intentó ampliar la base de
apoyo impulsando la incorporación de secto-
res populares hasta entonces no movilizados. Entre las medidas fomentadas
se encontraban el concederle
derecho de sufragio a la tropa y el de la organización sindical
de los suboficiales del ejército, esta última
iniciativa era encontrada alarmante por los oficiales y contribuyó
a debilitar el apego al orden constitucional
del sector llamado legalista. Complementariamente a esta medida se
proponía conceder el voto a los analfa-
betos, previa legalización de la sindicalización campesina
y adopción de un programa de reforma agraria;
el resultado que se esperaba alcanzar era el desmantelamiento de las
fuerzas políticas tradicionales de base
rural en los gobiernos estaduales y en el congreso federal. La incorporación
de estos temas en la agenda
presidencial trajo como consecuencia la oposición de las fuerzas
que se sentían amenazadas. En 1964,
el Golpe de Estado militar interrumpió el proceso.
En 1967 (siempre bajo un régimen autoritario) se insinuó
una recuperación de la economía brasileña que dio
paso, dos años más tarde, al así llamado “milagro
brasileño”. Brasil no sólo creció a tasas que se contaban
entre las más altas del mundo sino que comenzó a crear
una estructura industrial madura y compleja. Ese
crecimiento acentuaba y arrastraba las desigualdades económicas
y sociales que habían caracterizado al país
hasta entonces. La expansión económica comenzó
a ver su fin aproximadamente en 1973 con la crisis ener-
gética mundial. El aumento del precio del petróleo produjo
un fuerte desequilibrio en la balanza de pagos.
La presión que significaba ese desequilibio fue aliviada por
la abundancia de crédito con tasas de interés
baja producto del lucro petrolero; la deuda externa crecía,
pero la economía crecía también entre 1974-78
a un ritmo más lento que los años centrales del milagro,
pero todavía a ritmo muy respetable. En 1979 el
aumento de la tasa de interés internacional puso fin a la larga
expansión de la economía brasileña, se sucedie-
ron períodos de fuertes recesiones y algunos de leves crecimientos,
hasta llegar a 1982 en que era casi imp-
osible para Brasil encontrar nuevos créditos en el mercado internacional
de capitales, la cesación de pagos
de la deuda externa llegó a ser un peligro inmiente.
En los años `80, con la crisis de la deuda se abandona la construcción
de un sistema económico nacional
basado en el dinamismo del mercado interno, que durante casi medio
siglo había contribuido a consolidar
la unidad nacional.
Las penurias económicas dieron nuevas fuerzas al movimiento
opositor al régimen autoritario que provocó
el llamado a elecciones y con éstas la restauración de
la democracia en 1985. En el campo económico se
pusieron en práctica políticas neoliberales, aconsejadas
por los organismos internacionales como el FMI
y el Banco Mundial.
ESTRUCTURALISMO Y DEPENDENCIA
Como Furtado señala, su formación intelectual reconoce
una triple influencia:
* del positivismo, el que genera confianza en la ciencia experimental
como instrumento para descubrir los
secretos de la naturaleza;
* b) de Marx, que ubicaba el saber científico en un entorno
social y
* c) de la sociología estadounidense, por intermedio de
Gilberto Freyre, cuya obra Casa-grande e sen zala
le permite reconocer la dimensión cultural del proceso histórico.
Desde esa triple influencia es que trabaja el investigador y comienza
a profundizar en el problema o en la
disyuntiva de: ¿dejar que el mercado con su sola fuerza y dinámica
determine la marcha de la economía o
elaborar una política económica en función de
las necesidades y con participación de los actores sociales?
Furtado insistirá en que las respuestas a esta pregunta no son
independientes de la identificación de las fuerzas
sociales que controlan las decisiones estratégicas. No estamos
ante un problema estrictamente económico,
como con fuerza destaca Furtado en un texto reciente preparado a solicitud
del Banco Mundial: "en mi esfuerzo
por interrogar la historia en tanto que economista, pronto me persuadí
de que los conceptos en que me
apoyaba fueron el fruto de la observación de las estructuras
sociales formadas con el capitalismo industrial.
La comprensión de las estructuras sociales fundadas por la expansión
internacional del capitalismo obligan
a una apreciación crítica de este marco conceptual.
El estructuralismo económico -(escuela de pensamiento que surge
en la primera mitad de la década del ´60
entre economistas latinoamericanos) tiene como objeto principal tomar
en cuenta la importancia de los `pa-
rámetros no-económicos de los modelos macroeconómicos.
Como el comportamiento de las variables eco-
nómicas depende en gran medida de tales parámetros, (...)
esos parámetros han de ser objeto de cuidadoso
estudio. Esta observación es particularmente pertinente con
respecto a sistemas económicos heterogéneos,
social y tecnológicamente, como sucede con las economías
subdesarrolladas.
“Sin un estudio profundo de la estructura agraria no es posible explicar
la tendencia a la concentración de la
renta en la fase de industrialización, ni la rigidez de la oferta
de alimentos generadora de presiones inflaciona-
rias. Sin una percepción de la industrialización retardada
orientada a la sustitución de importaciones no será
posible entender la utilización de tecnología inadecuada
que genera desempleo”
“Como factores no-económicos –régimen de propiedad de
la tierra, control de empresas por grupos trans-
nacionales, permanencia de gran parte de la mano de obra fuera de los
mercados organizados etc. integran
la matriz estructural del modelo con el que trabaja el economista,
por dar énfasis a tales parámetros fuimos
llamados estructuralistas”. En cierto sentido los estructuralistas
retomaron la tradición del pensamiento mar-
xista, en la medida que este colocaba en primer plano el análisis
de las estructuras sociales para comprender
el comportamiento de los agentes económicos.
Tal esfuerzo por ampliar la mirada del cuadro conceptual a fin de abarcar
los condicionantes internos y ex-
ternas del sistema de decisión condujo finalmente a la teoría
de la dependencia.
Fuera del cuadro de dominación colonial el fenómeno de
la dependencia se manifiesta en el plano cultural
en tanto se incorporan los patrones de consumo de los países
generadores de la tecnología que pudieron
ser adoptados gracias al excedente generado por el cuadro de ventajas
comparativas obtenidas en el co-
mercio exterior. Es el fuerte dinamismo del segmento modernizado del
consumo el que proyecta la depen-
dencia en el plano tecnológico y en el que se inscribe la estructura
productiva. Como consecuencia de la
industrialización sustitutiva de bienes importados el aparato
productivo se fractura en dos segmentos: uno
ligado a las actividades tradicionales destinadas a la exportación
o al mercado interno, y otro constituido
por las industrias que producen para el sector modernizado del consumo.
Cuando se toma en cuenta que
la dependencia se vio reforzada con la introducción de nuevos
productos es evidente que el avance de la
industrialización conlleva a la concentración de la renta.
En síntesis el enfoque histórico-estructuralista de Furtado
implica un método de producción del conocimiento
muy atento al comportamiento de los agentes sociales y a la trayectoria
de las instituciones, que se aproxima
más a un proceso inductivo que a los enfoques abstracto-deductivos
tradicionales.
SUBDESARROLLO
La industrialización de los países que integran Latinoamérica
no surgió de una política deliberada, sino como
fruto indirectamente de la larga depresión de los mercados internacionales
de productos primarios iniciada
con la crisis de 1929.
En una primera fase, la industrialización latinoamericana asumió
la forma de sustitución de importaciones.
Las inversiones se orientaban en el sentido de diversificar la estructura
productiva a fin de que la oferta interna
cubriese los espacios que una oferta externa insuficiente dejaba vacíos.
Como había factores de producción
subutilizados, aunque la producción industrial fuese a costos
relativamente altos para los patrones internacio-
nes, las nuevas industrias contribuían a aumentar el producto
social. La industrialización sustitutiva, con el com-
petidor externo eliminado por la reducida capacidad de importar, es
lo que permitió al productor interno prac-
ticar una política de precios elevados. Instalados en el inicio
en posiciones privilegiadas, las industrias sustitu-
tivas de importaciones procuraron en las fases subsecuentes mantener
esas posiciones.
Otra causa básica de la especificidad de la industrialización
latinoamericana está en que ella se realizó en una
época en que la tecnología disponible se orientó
sistemáticamente en el sentido de ahorrar mano de obra.
Si bien es una ventaja disponer de una tecnología ya elaborada
y probada, no se puede ignorar que una tecno-
logía exógena no es la misma cosa que una innovación
tecnológica engendrada por el propio proceso de desarrollo.
Sea porque los equipos disponibles en los mercados internacionales
incorporaron tecnología en uso en los
países industrializados, sea porque las empresas de los países
subdesarrollados eran subsidiarias de empresas
transnacionales, el resultado final termina siendo siempre el mismo:
los países subdesarrollados siguieron los
patrones tecnológicos de los países industrializados.
En consecuencia el excedente de mano de obra –o
subempleo- se mantuvo o tendía a crecer con una industrialización
periférica. Es esa incapacidad para alcan-
zar la segunda fase del proceso de desarrollo capitalista –fase en
que las estructuras sociales tienden a homo-
geneizarse- que configuró el subdesarrollo actual.
Las diferencias en el plano social entre subdesarrollo y desarrollo
Furtado las desarrolló de la siguiente manera:
La urbanización ocurrida paralelamente a la industrialización
de los países que lideran el capitalismo moderno
dio origen a sociedades estructuradas en clases con antagonismos e
intereses complementarios al mismo ti-
empo. La lucha por la elevación de los salarios se tradujo en
el corto plazo en una amenaza a los intereses
de la clase capitalista. La presión provocó una respuesta
en el plano tecnológico que produjo una elevación
de la productividad. De esta forma el antagonismo puso en movimiento
fuerzas que engendraron su supera-
ción. Tomando conciencia de esa realidad la clase capitalista
percibió la ventaja de institucionalizar el pro-
ceso de confrontación lo que fue hecho por intermedio del reconocimiento
y la reglamentación del derecho
de huelga y otras modificaciones de las instituciones políticas
con el objetivo de adaptarlas a los requeri-
mientos de la nueva dinámica social.
La urbanización de los países de industrialización
retardada tuvo un fenómeno distinto: recorrió comple-
jas modificaciones en la estructura ocupacional, tales como el crecimiento
de actividades ligadas al co-
mercio exterior, la persistencia de formas de organización pre-capitalista
en el campo, la penetración
de técnicas modernas en ciertos sectores de la agricultura y
una extrema concentración de la renta que
la industrialización sustitutiva agravó, el aumento relativo
de actividades estatales y el acelerado creci-
miento demográfico.
La presión que esta masa urbana heterogénea ejerció
para aumentar su participación en la renta es un
fenómeno distinto del comportamiento de las masas trabajadoras
insertas en el sector moderno del
sistema productivo. Como consecuencia las masas de los países
subdesarrollados aspiraron a tener
acceso a empleos que el sistema productivo moderno no estaba en capacidad
de crear.
Se explica así que en los países capitalistas industrializados
los problemas sociales creados por con-
flictos en torno a la distribución de la renta, tuvieron una
solución, facilitada por el propio avance de
la técnica, vale decir, por la difusión de criterios
de racionalidad instrumental. En cambio en las estruc-
turas subdesarrolladas, la forma en como penetró la técnica
moderna creó problemas de amplias pro-
yecciones en el plano social. La solución a estos problemas
tiene que ser de naturaleza política, in-
cluyendo toma de posiciones con respecto a juicios de valor. De ahí
que la industrialización retar-
dada se produjera en un cuadro de gran inestabilidad institucional.
En los países industrializados las fuerzas del mercado en principio
aseguran el crecimiento econó-
mico, pudiendo el gobierno limitarse al ejercicio de funciones reguladoras
macroeconómicas, en
los países subdesarrollados casi siempre el crecimiento requiere
modificaciones estructurales, vale
decir, una actuación más compleja del Estado.
En las economías subdesarrolladas el mercado de factores de
producción opera en el sentido de
incrementar la concentración de la renta, no existiendo en la
sociedad civil fuerzas capacitadas de
contraponerse a esa tendencia. Cabe reconocer que sólo el Estado
puede arbitrar entre acumula-
ción y distribución. El actúa en una u otra dirección
conforme a las fuerzas sociales que lo controlan
FUENTES
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